En quienes definen las estrategias a
llevar cabo por las empresas, descansa una gran responsabilidad sobre sus
hombros, ya que estos deben establecer
el propósito y la naturaleza de la organización, deben tener una perspectiva amplia de los elementos y
factores internos y externos que influyen en el desarrollo de la organización,
igualmente son los que trazan el trayecto sobre el cual la empresa ha de
transitar y cuáles son los recursos que ha de disponer para un exitoso
recorrido en el trayecto elegido. Analizándolo desde esa panorámica, estas
personas deben jugar el papel de visionarios.
Para ellos, debe resultar interesante e
inquietante el planteamiento de las estrategias a ejecutar, ya que el entorno
actual es cada vez más competitivo, los cambios a los que son sometidas las
empresas son cada vez más intensos y frecuentes, de ahí que las estrategias a
establecer deben ser adecuadas a esta realidad, y no pretender aferrarnos a lo
que una vez dio resultado, corriendo el riesgo de ser desplazados y desaparecer;
mas teniendo en cuenta que una adecuada estrategia no debe estar únicamente
enfocada en la competencia sino en cómo agregarle valor a los procesos de la
empresa y que estos logren impactar de
manera positiva al momento de colocar en
el mercado el producto o servicio ofrecido, logrando ser apreciado por los
clientes el valor que se ha agregado.
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